Experiencia de Elena en su etapa educativa, 15 años.
Me detectaron Crohn el agosto de 2018, cuando tenía 10 años. Una vez que me lo detectaron tuve bastante suerte y el tratamiento me iba genial, hasta que en octubre del 2020 empiezo con problemas articulares que cada vez iban a peor. En abril del 2021 el reumatólogo me detectó un lupus, causado por uno de los medicamentos que tomaba para el Crohn. Así me quitaron dicho medicamento (mesalazina) y me quedé con uno solo de los que tomaba (inmurel) y unos batidos. Sin embargo, seguía con dolores en las articulaciones, estos me impedían correr, caminar a veces, escribir, etc.
Pasa el tiempo, y mejoro de las articulaciones, pero empiezo a empeorar del Crohn otra vez. Me quisieron cambiar el medicamento pues el que usaba probablemente ya no me estaba haciendo todo el efecto que debía, pero la otra opción que tenía era el biológico que de los tres que hay solo me puedo poner uno, ya que los otros dos pueden causar el lupues que ya me causó el otro medicamento. Así que al final no me pusieron el biológico y estoy con lo que tenía y con dietas para controlarlo.
A la hora de llevarlo en el instituto no ha sido fácil, empezando porque suelo faltar bastante por dolor y ni los profes me proporcionan el temario ni nada y que tengo que ir bastante más de lo habitual al baño. Además, ya que no se ve, muchos piensan que me lo intento tanto para faltar como para escaquearme, que aunque lo intentes que no hace sentir un poco mal. También como tengo mal las articulaciones no puedo escribir mucho y voy muy lento, ni puedo correr o saltar en educación física, llegando al punto de que me propongan faltar a las excursiones en las que hay que caminar por si me encontrase mal a mitad.
Poco a poco son cosas que afectan a uno y le hacen sentir diferente y poco apoyado y comprendido. Este curso en especial lo he estado pasando muy mal porque tengo dolores tanto del Crohn como del lupus frecuentemente por no decir todos los días y tengo muchas faltas que me hacen estar perdida en el temario y exámenes atrasados. Además, el estrés que me generan estas situaciones junto a los exámenes, etc. me hacen encontrarme peor de lo habitual.
Por último, mencionar que siempre me encuentro cansada y he llegado a normalizar en mi día a día muchos síntomas que no son normales y después sigo con las cosas que tengo que hacer, lo que me provoca más cansancio tanto físico como mental.